Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir! Deuteronomio 30:19 (NTV)

La vida puede verse como una sucesión de decisiones, y la dirección que tenga cada una de esas decisiones determinará el lugar en el que terminemos.

Dios nos ha dado, lo que John Eldredge llama “la dignidad de la decisión”, y cada uno de nosotros tiene la libertad de escoger entre la vida y la muerte. Sin embargo, Dios está desde arriba animándonos a escoger la vida.

Es un proceso de todos los días. Grandes y pequeñas decisiones cuentan. Y por esa razón es importante que evaluemos nuestras decisiones y elecciones, no por el retorno “terrenal” que estas puedan darnos, sino por su retorno real “eterno”.

Muchas decisiones, vistas desde la perspectiva humana, pueden significar mas dinero, salud, bienestar, posición, liderazgo, etc. Pero vistas desde la perspectiva eterna sólo tienen dos posibles efectos: la vida o la muerte.

Las buenas noticias es que las malas decisiones tienen solución por medio de Jesús. Nunca es tarde para empezar a tomar decisiones de vida, y de todas esas, la que mas peso tiene es la decisión de confiarle tu vida a Jesús.

Decisiones

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