“Nunca más hubo en Israel otro profeta como Moisés, a quien el Señor conocía cara a cara” Deuteronomio 34:10
Estas son las palabras con las que se resume la vida de Moises poco tiempo después de su muerte. Me llama muchísimo la atención la manera en la que se reflexiona acerca de el: “a quien el Señor conocía cara a cara.”
Esta línea me salta del texto porque uno usualmente piensa en conocer a Dios. No en que Dios me conozca. Creo que eso se asume, ¿o no? “Dios, que todo lo sabe, por su puesto que me conoce.”
Sin embargo, me encanta como este versículo aclara la relación intima que tenía Moises con Dios. Entre ellos no había una relación de una sola vía, en la que el hombre trata de “buscar” a Dios, como usualmente lo ponemos, y sólo es la suerte de algunos que lo encuentran. Creo que muchos nos sentimos como de cacería en el bosque, buscando a un venado sumamente elusivo.
Sin embargo, la relación que Dios quiere con nosotros no es de una sola vía. Dios anhela conocerte… (pausa, y piensa en lo que acabas de leer). Dios anhela conocerte.
Si, probablemente Dios sabe todo acerca de ti. Pero no es lo mismo que te conozcan, a que te des a conocer. Moises se dio a conocer con Dios, cara a cara.
¿Qué tal si buscas a Dios asumiendo que Él también te quiere encontrar?
Cara_a_cara
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