Líbrame de mentirme a mí mismo; dame el privilegio de conocer tus enseñanzas. Salmos 119:29 (NTV)
Las mentiras que nos contamos a nosotros mismos son de las mas fuertes ya que somos tanto el que engaña como el engañado. Por un lado no buscamos descubrirlas, y por otro lado, no queremos que se descubran.
En el idioma hebreo en el que se escribió este versículo originalmente, la frase “mentirme a mi mismo” se escribe en dos palabras: sheqer derek. La primera se puede traducir como engaño, y la segunda significa básicamente curso de vida o manera de vivir.
Cuando se ven estos significados originales, el versículo toma una profundidad bastante interesante. Quiere decir que hay maneras de vivir que me pueden parecer buenas, que yo genuinamente piense que están bien, pero puedo simplemente estarme engañando a mi mismo.
Sin intención y sin conocimiento de cuál es el camino correcto, no hay manera de salir de estos auto engaños. Por eso, la segunda parte del versículo es tan importante: “…dame el privilegio de conocer Tus enseñanzas.”
De vez en cuando es válido hacer una evaluación de nuestra forma de vivir, y pedirle a Dios que nos muestre si nos hemos estado engañando al respecto de ella. Sólo la verdad de Dios nos puede ayudar a encontrar esos engaños y destruirlos para que podamos, literalmente, vivir de verdad.