El pueblo se negó a entrar en la agradable tierra, porque no creían la promesa de que Dios los iba a cuidar. Salmos 106:24

¿Cuántos de nosotros tenemos promesas por parte de Dios y aún así hemos decidido no dar pasos de fe en esa dirección por temor a lo que pueda pasar?

Para muchos de nosotros el tema no es que dudemos de que Dios vaya a cumplir sus promesas. Sin embargo, el camino hacia esa tierra prometida es el que nos preocupa. 

Nos terminamos sintiendo como el pueblo de Israel, que sabía que Dios les había prometido la tierra, pero no estaban seguros si el contrato incluia su cuidado durante el camino. 

Es una paradoja, porque terminamos creyéndole a Dios en cuanto a su promesa pero no en cuanto al proceso. 

Aquí conviene que nos saquemos la idea de Dios como jefe y adoptemos la perspectiva de Dios como Padre. Si Dios te promete algo, no solo está interesado en que llegues, sino en acompañarte en el proceso, hasta el último momento. 

  

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