Los he protegido desde que nacieron; así es, los he cuidado desde antes de nacer. Yo seré su Dios durante toda su vida; hasta que tengan canas por la edad. Yo los hice y cuidaré de ustedes; yo los sostendré y los salvaré. Isaías 46:3b-4 (NTV)

Somos humanos y fallamos. Para todos aquellos que tratamos de vivir una vida que agrade a Dios, y luchamos por ser mejores cada día, es posible que un sentimiento de frustración nos alcance de vez en cuando porque tenemos estándares altos para nuestra vida, y muy a menudo no logramos llegar a ellos.

¿Qué sucede después? Algunos se reponen y vuelven a intentarlo. La mayoría no. La mayoría dejamos que nuestra motivación y esperanza se minen cada día, y con cada error, pecado, mala decisión o metida de pata, morimos una muerte lenta. Como decía un predicador, es como morir de pequeñas cortadas de papel en los dedos.

Si ese eres tú, que estos versículos en Isaías sirvan de recordatorio de que por mas alto que sea tu compromiso con Dios, el compromiso de Dios contigo es aún mas alto. De que a pesar de que te equivoques con las malas elecciones que hagas, Dios no se equivocó cuando te eligió a ti. De que a pesar de que sientas que ya es demasiado tarde para tu vida, Dios está dispuesto a cuidarte y sostenerte, “hasta que tengas canas por la edad.”

Que estas líneas sean un recordatorio divino de que hay una mano desde el cielo que está extendida en tu dirección. Es la mano de un Padre que no te va a dejar, sin importar lo que pase, sin importar cuanto tiempo tome. Que hermoso es ser amado de esa forma.

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