A veces es difícil empezar un día o un proyecto porque tendemos a ver primero lo pesado, negativo y tedioso de las tareas que nos toca hacer.
A mi me pasa. A veces salgo de la casa, y mientras voy de camino al trabajo empiezo a pensar en pendientes y tareas que sé que no me gusta hacer. Al momento en que llego al trabajo ya voy desanimado y sin ganas de empezar. Básicamente, la peor forma de empezar un día.
Alguna vez alguien me dijo, “no hay que sacrificar lo estratégico por lo táctico.”
A pesar de que siempre vamos a tener tareas tediosas o poco emocionantes en la lista de pendientes, no debemos perder el enfoque en la razón principal por la que hacemos todo. A diario debemos ver por sobre las cosas que nos quitan el ánimo, y tomar fuerzas del objetivo final.
No sacrifiques el ánimo y la energía que te da pensar en alcanzar tu objetivo, por pensar en lo aburrido que es responder correos en las mañanas. Simplemente no vale la pena.